8.11.09

Aquí mismo

Y dentro de poco...
...por estos lares...
...acogeremos una reseña de...

...Cuatro Almas
de Eden Maguire



Exactamente cuando termine Kafka en la orilla :)
o tal vez antes




Por cortesía de Montena

Un golpe de adrenalina:


El balón llega a manos de la colocadora, me lo pasa, mis pies se despegan del suelo, de mi sombra, y la palma de mi mano lo alcanza. A poco de mí hay un chico bloqueando el otro campo. Trato de girar la trayectoria del balón, que pasa por encima de la red junto a las manos del chico. Entonces se oye un choque en el suelo del equipo contrario. Y me lleno de… ¿felicidad?

La adrenalina corre por mis venas cuando tan solo mis manos tocan el balón. En un punto, en un segundo, descargo mi fuerza y, si puedo, también mi rabia. Una vez me sienta bien. Toda la tarde dedicada al voleibol me sienta mejor.

¿Cómo puede ser que algo taaan simple me siente taaan bien?
Supongo que les pasará lo mismo a los actores cuando salen al escenario, a los escritores cuando escriben, o a los pintores y bailarines cuando logran alcanzar la perfección dentro de su estilo.


La cosa cambia cuando en vez de darle bien a un regalo (pase perfecto) le das mal. Hasta que no lo consigas no te quedarás a gusto… y a lo mejor tardas semanas. Es muuuy frustrante y desesperante...
Como en la entonación de una frase en un diálogo, a la que no consigues dar ese matiz que hay que darle, un paso de baile en el que tienes que cambiar tu postura en un momento exacto de la melodía, o un color que no se consigue aunque mezcles y mezcles.


¿Y vosotros con qué sentís ese arranque de adrenalina?