Camino sola por una ciudad desconocida, redirigiendo mi
camino cuando veo que es necesario, paso tras paso siento cada vez un poco más
la necesidad de descubrir algo. Tengo la esperanza de ser sorprendida pero sé
que me equivoco. Solo seré sobresaltada esta vez por mi propia exhalación. Es
algo que he elegido.
Entro en un local abarrotado de obras de arte, el olor me es
familiar. En seguida descubro un gato sentado en el escaparate. No hay nadie más
en la tienda. Siento que estoy en un lugar donde no existe la soledad, es una
parada de bus en la que no pasaré más tiempo del estrictamente necesario, sé
que solo me encuentro allí por exigencias del guión. Está bien. Tras ver todo lo interesante salgo y la calle
vuelve a golpearme. Me doy cuenta que no quiero del todo lo que creo que quiero
pero que me gusta esta situación. ¿Disfruto con la duda? Puede ser. Y vacilante
continúo mi camino.
La oportunidad de conocerme sin los edulcorantes que
normalmente me rodean.
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